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Opinión))Al Que Le Silva El Traje, Que Se Lo Ponga

Por Julio Perelló
Periodista/Articulista
Último Minuto/Serie26

LA ROMANA, República Dominicana.-En el año 2001, paseaba por el símbolo emblématico de MADRID, la conocida PUERTA DEL SOL. Y al pasar frente a una libreria, a modo de exhibición ví un libro que en su carátula decía: SUPERACION PERSONAL...CONVIERTE LA CRÍTICA DESTRUCTIVA....EN UN MOTIVO PARA SUPERARTE, de la autoría de Mariano González.

Sin vacilar un instante entré a la librería y le dije a uno de los empleados que por favor me buscara el referido libro para leerlo de manera particular a mi retorno al país. Y así fue.

Tan pronto salí del aeropuerto Barajas, de Madrid, y a treinta y tres mil pies de altura, ya el avión de Air Europa, estabilizado, empecé a leerlo y hacer menos tedioso el viaje de España a la República Dominicana que tiene una duración de ocho horas y treinta minutos.

¡OH, MI DIOS!, que lectura más refrescante. Su concepto de lectura lo extrapolé a determinados personajes de la vida en la comunicación de esta provincia de La Romana.
Personajes que tienen una creencia de que todo lo saben, son dueños absolutos de la verdad, no aceptan críticas o en el mayor de los casos, no aceptan las verdades del otro.
De ese libro se puede citar: "Cuando un ser humano se cree el más listo, el más bueno, el que mejor hace las cosas...en suma piensa que es muy importante, reclama de los demás el valor de los demás que él mismo se ha otorgado. Se considera importante. Ha creado un modo de relación al mundo exterior, se adapta a lo que quizá piense que le exige la sociedad donde vive y se crea el YO IDEA. Una estructura mental intimamente ligada a su vida emocional y desligada totalmente de la realidad de su ser auténtico".

Ese tipo de personalidad, según el autor, da como resultado insatisfacciones y frustraciones porque depende directamente de los demás. Se sienten muy importantes, dignos de ser tratados con el debido respeto.

Esta forma de ser es una elaboración ficticia de la personalidad y no corresponde a la realidad intríseca y sustancial de la persona. Al más mínimo comentario hiere su sensibilidad provocando un remolino de agresividad, se levanta la tempestad del temperamento iracundo. Nadie puede ir en contra de sus convencionalismos mentales y como consecuencia surge una persona paranoica.

Los rasgos más llamativos son: desconfianza, suspicacia, susceptibilidad, no aceptan las críticas, creen tener la razón siempre y que la culpa es de los demás. Tienden a los celos. Son orgullosos, fríos, con escasos sentido del humor y de las manifestaciones de ternura.

Ese tipo de individuo abunda mucho en los medios de comunicación de esta ciudad y lo lamentable del asunto es que los dueños de medios conocen de sus actitudes y actividades paranoícas, y se muestran incapaces de poner freno a los desmanes que vienen cometiendo, porque en medio de todo está la posición de la razón económica, aunque la misma vaya en detrimento de una sociedad en sentido especifico.
julio.perello317@hotmail.com

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